Tus tiempos ya no son mis tiempos, la constelación de estrellas alineada ya no la veo desde mi ventana, tus ojos ya no son fondos de océano, tus manos ya no son extensión de mis deseos y tu aroma ya no baña mi cuerpo.
Ten cuidado cuando dejes de amarme, aún si lo haces solo por un tiempo, porque mi tiempo también avanza, porque mi tiempo no tiene otro ritmo más que el de las horas sin verte, los días, los años sin verte y que transcurren, que suman, que calman y apagan mi deseo por estar contigo.
Ten cuidado cuando dejes de amarme, porque no podrás volver a casa sin encontrar un mueble nuevo, una puerta echada abajo, las ventanas abiertas, las paredes pintadas y tus cosas olvidadas.
Por eso, cuando dejes de amarme, ten cuidado, hazlo de manera implacable, hazlo de forma irreversible, haz mi nombre impronunciable, porque cuando vuelvas, ya no estaré esperando a que toques a la puerta, ya no estaré buscándome en tus ojos ni en tus palabras pero sobre todo ya no te llamaré una sola vez a la cama, para leerte un cuento, para acariciar tu pelo, para arroparte con mis piernas, para que germine en mí un retrato de nuestro cariño, porque mi amor, también ya habrá muerto.
miércoles, 4 de marzo de 2009
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